jueves, 13 de septiembre de 2012

Las sonrisas del crimen organizado - El Arsenal, diario administrado y hecho por periodistas,

Andy Novell F.

Todo estaba preparado como suele hacerse en la Policía Federal, todo un show para dar a conocer la detención de la semana, ahora la estrella del espectáculo fue Ramiro Pozos González, alias "El Molca", uno de los principales líderes y fundadores de la organización delictiva "La Resistencia" detenido en el municipio de Metepec, Estado de México.

Todo era perfecto, el boletín leído, dos preguntas únicamente al jefe de la División Antidrogas de la Policía Federal, Ramón Eduardo Pequeño García, para su lucimiento, al fin estaban dando un golpe certero a una de las organizaciones ligadas a la distribución de armas en el país.

Todo estaba bien hasta el momento en el que el detenido fue presentado a los medios de comunicación; Pequeño García terminó su lectura, miró la unidad blindada conocida como Escorpión, vio bajar al presunto delincuente quien vio su entorno y comenzó a sonreír.

Conforme caminaba "El Molca" tomó una actitud de reto ante la decena de elementos y mandos de la Policía Federal; levantó la cabeza y comenzó a sonreír al momento que sus dedos pulgares hacían la señal de victoria, a pesar de tener las manos esposadas, al principio de manera tímida después de forma directa mientras susurraba consignas en contra del gobierno federal.

Fue claro que este delincuente envió un mensaje al grupo delictivo de "La Resistencia" para que no se fraccionara y continuara con sus actividades delictivas.

Este tipo de actitudes han sido una reacción natural de poder y seguridad principalmente de algunos líderes del narcotráfico, como lo fue en su momento Edgar Valdez Villarreal, "La Barbie"; Sandra Ávila Beltrán, "La Reina del Pacifico" y ahora Ramiro Pozos González, alias "El Molca".

Estás tres personas tienen algo en común, comparten características similares de acuerdo a los perfiles criminológicos que realizan los elementos de la Policía Científica de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, comparten ser ambiciosos, enfermos de poder, violentos, sangre fría, psicóticos, soberbios y retadores de las autoridades.

Este tipo de líderes del crimen organizado, de acuerdo con sus perfiles ya han traspasado la línea de la conciencia, del remordimiento y han antepuesto que su palabra y sus órdenes giran por encima de las propias autoridades; lo expertos señalan que estas sonrisas de reto a las autoridades, es una barrera para protegerlos de la realidad que están sufriendo en ese momento al ser detenidos.

Otra de las características y que se han ido heredando en la llamada narco-cultura es tener el poder económico con base en extravagancias. Al ser detenido "El Molca" tenía en su poder un rifle AK-47 conocido como cuerno de chivo, bañado en oro blanco y dorado, regalo de su compadre Óscar Orlando Nava Valencia, alias "El Lobo", líder del extinto cártel del Milenio.

Reportes de inteligencia indican que Pozos González inició sus actividades delictivas como integrante de dicho cártel, organización que dirigían los hermanos Valencia. En los años 90 conoció a Nazario Moreno González, alias "El Chayo" y José de Jesús Méndez Vargas, alias "El Chango Méndez", líderes de "La Familia", ya que en ese tiempo todos estos grupos comenzaron sus actividades ilícitas.

Como integrante de la estructura de la organización de Los Valencia y persona de confianza, Pozos González llegó a relacionarse con la cúpula criminal que operaba en ese tiempo, lo que le permitió conocer a Osiel Cárdenas Guillén, y a Juan José Esparragoza Moreno, alias "El Azul", quien evitó que lo privaran de la vida en 2002. Además conoció a Arturo Beltrán Leyva, alias "El Barbas" e Ignacio Coronel Villarreal, alias "Nacho Coronel", quien lo había mandado matar.

Ya cayó, dicen en el lenguaje policiaco, "uno grande", ahora debemos esperar a quién jala al hoyo, porque para que un líder del crimen organizado se pueda mover libremente en el país se necesita de protección de las autoridades de los tres niveles de gobierno, solo es cuestión de esperar.

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