Antonio C. Maldonado V.
El lunes 23 de julio, la ciudadanía de nuestra localidad que realiza sus labores cuotidianas o transitaba por el centro de la urbe atravesó por un súbito momento de alarma, desesperación y angustia con motivo del frustrado asalto a la furgoneta blindada de la Empresa de Seguridad que transportaba dinero de la Agencia de SERVIPAGOS en esta ciudad, perpetrado por una banda de delincuentes debidamente equipados con armamento de primera, habiéndose producido una estruendosa y nutrida balacera entre los delincuentes y elementos de la policía, dejando como saldo trágico la lamentable muerte de un guardia de seguridad así como de un delincuente y varios heridos.
Hechos insólitos y de esta naturaleza muy pocas veces se han suscitado en nuestra comunidad, ya que no se trata del circunstancial delito de hurto o robo cometido por una o varias personas cuando se presenta la ocasión o descuido de la víctima, sino que se lleva a efecto un atraco debidamente planificado con las conexiones puntuales para escapar, debidamente armados y con pleno conocimiento del día y hora en que se realiza la tarea del transporte del dinero, porque esto no lo hacen todos los días.
Este tipo de delitos pueden estar o no vinculados con el narcotráfico, trata de blancas y menores así como el contrabando de armas, el sicariato, lavado de dólares y secuestros, ilícitos que se han intensificado en nuestro país desde hace cuarenta años con la aparición de la bonanza petrolera y se han afirmado con la globalización y la sociedad de consumo en las que estamos inmersos, ya que, también pueden tener su origen y generarse a través de los denominados Centros de Rehabilitación Social, que son las cárceles, convertidos en centros de formación y perfeccionamiento delincuencial complementadas con las lecciones diarias que sobre el crimen organizado nos enseñan algunos canales de televisión a través de las telenovelas que copan la audiencia de jóvenes y adultos quienes se estimulan con las bondades que ofrece el crimen organizado, en particular el narcotráfico que induce a la juventud a enrolarse en esas actividades ilícitas o a conformar bandas o grupos de delincuentes por su cuenta.
Hace pocos días con motivo del asesinato cometido por sicarios en la persona del Presidente de la Junta Cívica de Manta, los ciudadanos de dicha localidad realizaron una gran movilización con participación de las autoridades e instituciones de la provincia y del Ministro del Interior José Serrano, en la que con carteles, fotos de las víctimas y camiseras de "No más sicariato", pidieron justicia, seguridad y paz.
Esto nos da la medida de que estamos circundados, prácticamente rodeados, atrapados por la criminalidad a lo largo y ancho de la Patria; por lo que, tanto autoridades como pueblo en general debemos realizar todos los esfuerzos a nuestro alcance para erradicar este mal que está destrozando a la sociedad nacional, pero en forma conjunta no aisladamente o con burdos protagonismos electoreros, sino para afrontar la realidad que corroe vertiginosamente la esencia y el espíritu de nuestra sociedad cimentada bajo preceptos de alta ética y moralidad.
Sin ser versado en la materia estimo conveniente, crear o constituir en la Policía Nacional u otros organismos del Estado vinculados a la seguridad ciudadana secciones o equipos para que investiguen la formación de grupos delictivos como los que actualmente están operando a fin de desmantelarlos a tiempo y evitar dolorosas consecuencias; naturalmente no con fines inquisitoriales o atentatorios a la libertad de asociación que garantiza nuestra Carta Magna.
Queda la ciudadanía en espera de que la actividad de la Policía y la Fiscalía nos den buenos resultados para tranquilidad de todos.
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