El inspector jefe del área central de personas de los Mossos d'Esquadra, Jordi Domènech, alertó ayer del «peligro emergente» de que las bandas latinas instaladas en Cataluña, que cuentan con unos 2.480 miembros en sus filas, aumenten sus actividades delictivas y se pasen al crimen organizado.
En una entrevista concedida a Ep, Domènech explicó sobre las bandas y el crimen organizado que «es un riesgo que consideramos emergente, un riesgo posible que podemos encontrarnos porque cada vez la edad de los miembros de estas bandas se alarga».
Según explicó, hace unos años los pandilleros dejaban la banda antes porque al entrar en la vida adulta «encontraban un trabajo o una pareja, ahora con la crisis, que afecta a todos, se mantienen más en la banda» y a medida que se hacen adultos aumentan sus actividades delictivas.
Domènech afirmó que están aplicando «tolerancia cero» con más controles e identificaciones desde la unidad especializada en este tipo de bandas que se dedican a cometer delitos, principalmente los Latin Kings, los Ñetas, los Trinitarios, los Maras y los Dominican Don't Play, cuya base social son los jóvenes de origen latinoamericano.
Pocos ingresos
Sin embargo, en la última década, de todos los jóvenes de trece a 25 años la edad en que pasan por las bandas que han llegado a Cataluña desde países de latinoamericanos, solamente un 2 por ciento ha ingresado en una banda latina. Este último año ha habido «un estancamiento, e incluso un descenso de las bandas que están en la calle» por tres factores principales: un factor social, ya que por la crisis vienen menos inmigrantes y se hacen menos agrupamientos; también por la prevención de los Mossos, al evitar que la gente entre en una banda y facilitar que la gente salga, y por la investigación contra estos grupos.
La manera más segura que tiene un pandillero de abandonar una banda juvenil es acudiendo a la Policía, porque es la mejor garantía para evitar las represalias y la extorsión que sufren los desertores por parte de sus antiguos compañeros, según los Mossos.
Domènech aseguró que la mejor manera de salir de una banda es comunicándolo a la Policía, porque así se puede intentar desarticular al grupo violento y evitar que el desertor sea víctima de amenazas, coacciones, extorsión y palizas.
Si un pandillero acude a la Policía para que le ayuden a dejar la banda, los Mossos le pueden proteger dotándole de protección policial, pidiendo incluso para sus antiguos compañeros una orden de alejamiento y tratando de desarticular al grupo, si se demuestra que sus miembros cometían delitos, según Domènech.
De hecho, en Cataluña no se ha documentado ningún homicidio de pandilleros desertores que habían acudido previamente a la Policía, mientras que sí que ha producido algún crimen cuando no se había recorrido a los cuerpos de seguridad.
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