Matthew Heineman lo comprobó mientras filmaba Cartel Land, un documental con matices de western que retrata la complejidad.
De los movimientos de las extintas autodefensas mexicanas y de 'vigilantes' estadounidenses en su lucha contra el narco. Aunque este joven estadounidense, premiado como mejor director en el prestigioso festival independiente de Sundance.
Ha labrado su carrera con documentales sociales rodados en su país natal, su inquietud para entender porqué grupos de civiles se levantaban en armas tomando la justicia por sus propias manos le llevó a cruzar la frontera.
Durante nueve meses, Heineman alternó viajes al estado mexicano de Michoacán y Arizona, Estados Unidos, y, con tiempo y paciencia, logró la confianza de sus protagonistas y acceso a situaciones que a priori le parecían impensables.
El resultado, un film de escenas impactantes que arranca en un laboratorio clandestino de metanfetaminas y muestra tiroteos, persecuciones, entierros o espeluznantes salas de tortura complementadas con testimonios íntimos y contradictorios, podrá verse en las pantallas mexicanas a partir del jueves y en Estados Unidos desde el viernes.
"Poniéndolo en un esquema de western, yo pensaba que explicaría la historia heroica de unos tipos vestidos de blanco luchando contra hombres con sombreros negros pero, con el tiempo, me di cuenta que era mucho más complicado y los hombres eran más bien grises y la línea entre lo bueno y lo malo era mucho más difusa", dijo Heineman.
Para conducir la historia, este neoyorquino de 32 años usa principalmente las voces del carismático fundador de las autodefensas michoacanas, el ahora encarcelado doctor José Manuel Mireles, y de Tim Nailer Foley, un veterano de guerra que protege la frontera con México del tráfico de drogas y el cruce de migrantes con su pequeño grupo Arizona Border Recon, cuyos miembros se oponen a la migración.
Aunque ambos movimientos viven al margen de la ley y tienen supuestamente el mismo enemigo, los cárteles de las drogas, el cineasta reconoce que son movimientos muy distintos.
"En México, la violencia es real, es visceral, mientras que en Arizona es mucho más teórica, es más un miedo de que la guerra de las drogas atraviese la frontera", dijo Heineman.
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Una "montaña rusa"
Cartel Land, con producción ejecutiva de la ganadora del Oscar, Kathryn Bigelow, se promociona como un "western contemporáneo" aunque el espectador irá descubriendo, al mismo tiempo que lo hizo su director, que los arquetipos no son válidos aquí.
"Llegó un momento en que no tenía idea de dónde estaba yendo la historia. En cada viaje, en cada rodaje cambiaba, era como una montaña rusa", confiesa Heineman, también director del documental Escape Fire (2012) sobre el sistema sanitario estadounidense, y Our Time (2009) sobre la juventud de su país.
El mismo asombro con el que Heineman fue desenmascarando a sus personajes queda plasmado en el documental, donde se muestra casi cronológicamente la descomposición del movimiento de las autodefensas mexicanas en apenas un año: desde la esperanza que generaron entre los atemorizados vecinos de Michoacán a inicios de 2013 hasta que acabaron divididas y desmanteladas por el gobierno entre acusaciones de estar infiltradas por el narco.
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"¿No nos vamos a convertir en los criminales que andamos combatiendo?", se escucha decir a Mireles, al que se le acompaña a lo largo del filme —incluso sirviéndose de su fama para cortejar y salir con jóvenes muchachas— antes de ser encarcelado hace un año en un proceso que sus seguidores consideran irregular y usado para silenciarle.
La ausencia y la corrupción de las instituciones y la fácil corruptibilidad también de los movimientos aparentemente genuinos vertebran esta cinta que espera no dejar indiferente a nadie.
"Espero que esta película genere un diálogo importante tanto en Estados Unidos como en México. De un lado, para que nosotros (los estadounidenses) reconozcamos que hay una guerra en el país vecino de la que somos en parte culpables como consumidores de drogas y, en México, para mostrar un mundo del que probablemente se ha leído mucho, pero que pocos han visto del todo", expresa Heineman.
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