Veracruz, 04 de julio de 2015.- PASAMANOS: Resulta insólito, inverosímil, imperdonable la muerte de un reportero más en Veracruz.
Juan Mendoza, unos 16 años en El Dictamen, unos cinco años en el diario Imagen, perdió la vida en un accidente automovilístico según el Fiscal General con versiones que ninguna confianza inspira ni alienta… Pero, además, una vez más, victimizando al muerto.
De tal manera que él mismo es culpable de su tragedia, cuando, caray, 48 horas de que desapareció, sin reportarse a casa, sin avisar por el celular, la esposa interpuso una demanda y de pronto, zas, el gabinete policíaco del gobierno de Veracruz anunció al mundo que había muerto atropellado.
De hecho y derecho estamos ante el asesinato del reportero número 16 en lo que va del sexenio de Javier Duarte, si se consideran los tres desaparecidos, quienes dado los años y los meses de su plagio ya nadie los mira con vida, como son, Gabriel Fonseca, levantado en Acayucan el 17 de septiembre del año 2011, Cecilio Rodríguez Domínguez, desaparecido en Chinameca el 11 de mayo de 2012 y Sergio Landa Rosado, desaparecido en Cardel el 23 de enero del año 2013…
Ninguno de los tres ha vuelto a casa ni se ha comunicado ni ha enviado señales de vida… Por tanto, el gremio reporteril siente que ya fueron asesinados y ojalá, ojalá, ojalá, estemos equivocados…
Y, bueno, si hablamos de 16 reporteros criminalizados, significan cuatro trabajadores de la información asesinados por año en cada año del llamado sexenio próspero… Una cantidad insólita si se coteja con el resto de gobernadores en el país, y lo peor, en el mundo, pues por eso mismo las ONG relacionadas con el ejercicio periodístico declararon a Veracruz el peor rincón del mundo para el trabajo informativo… ¡Vaya herencia de María Georgina Domínguez, Alberto Silva y Juan Octavio Pavón!...
BALAUSTRADAS: Juan Mendoza tuvo el mismo destino trágico y adverso de su maestro, el reportero Juan Zanoni de la Garza, cuyo tiempo de esplendor fuera en el sexenio de Rafael Murillo Vidal, Aureliano Hernández Palacios procurador de Justicia… Zanoni publicaba la revista Basta!, la primera revista política en el estado de Veracruz, crítica, acerba y amarga sobre la realidad doliente de entonces, como ahora… Murillo Vidal le envió a su jefe de prensa, Víctor Cuauhtémoc Naranjo, para negociar un convenio mensual a cambio del silencio y lo rechazó… Y siguió con su periodismo combativo… Un sábado en la madrugada lo detuvieron, acusado del asesinato de un homosexual en el parque Zamora, en el puerto jarocho… Y durante un año con ocho meses lo confinaron en el penal de Allende…
Luego alcanzó la libertad; pero nunca, jamás, se repuso de aquel episodio, escribió de vez en vez con un bajo perfil y murió en la pobreza absoluta… En el periódico "La nación", ya desaparecido, Zanoni publicaba una columna con el nombre de Escribiendo la verdad, tan crítica que el entonces presidente municipal, Mario Vargas Saldaña (estuvo en un tris de ser gobernador) le rogaba que le dejara leer la columna la noche anterior para dormir tranquilo con el madrazo que le daba a tiro por viaje… Juan Mendoza inició en el periodismo al lado de Zanoni como fotógrafo y a quien le abrió las puertas en el periódico Sur, papá del diario Imagen…
Por eso es que Juan Mendoza, quien siempre le guardó cariño y lealtad, llamó su portal con el mismo nombre de la columna de Zanoni…
Zanoni fue encarcelado por su periodismo y Juan Mendoza murió, dice el Fiscal, atropellado, ajá, quizá, acaso, también por el periodismo que ejercía en la misma tierra, Medellín, donde el 2 de enero del año que corre fue secuestrado, desaparecido, cercenado y asesinado el reportero y activista social, Moisés Sánchez Cerezo…
ESCALERAS: Cuidado, una vez más estamos volviendo a los años 2011, 2012 y 2013 cuando el periodismo en Veracruz viviera los peores capítulos de su vida… Del 2 de enero al 2 de julio del año que corre, tres periodistas asesinados, dos residentes en el mismo poblado, Medellín; el tercero, en Tezonapa…
Desde el gabinete policiaco dirán que dos de ellos eran taxistas, un oficio paralelo que garantizaba el itacate en casa, pues, como se sabe, los sueldos de los trabajadores de la información son de hambre y miseria en el 99 por ciento de los medios… Y además, sin Seguro Social, sin INFONAVIT, sin aguinaldo, sin reparto de utilidades y sin la antigüedad laboral para tener derecho a la jubilación…
Y, bueno, sin entrar en ninguna clase de debate, por demás, innecesario, los hechos son los hechos…
Y los hechos son, al momento, 16 reporteros y fotógrafos muertos en el Veracruz de Arturo Bermúdez Zurita, Luis Ángel Bravo Contreras, Luis Octavio Pavón y Javier Duarte…
Y de los Namikos, de ñapa, de esa cosa llamada Comisión de Protección a Periodistas, para cerrar el círculo…Lamentable que algún día, y de cara a la historia, el sexenio al que faltan 17 meses para terminar será recordado por el gremio reporteril de Veracruz, del país y del mundo, por esta noche de los cuchillos largos que estamos padeciendo, además de tantos muertos, secuestrados, desaparecidos y sepultados en fosas clandestinas… Algún historiador oficioso dirá que, ni modo, y como decía Agustín Acosta Lagunes, la violencia es inevitable, y también justificará diciendo que eran los signos del tiempo presidencial… Cierto, pero toda vida humana es invaluable, y por tanto, hablamos de 16 muertos, 16 familias (esposas, hijos, padres seniles, etcétera) en la orfandad y a la deriva social y económica, educativa y de salud… He ahí la única rendición de cuentas…
Lástima con la joven generación política en el poder sexenal… Desencantó y sigue desencantando… Decepcionó y sigue decepcionando, por más discursos en Poza Rica ligando a los reporteros con los malandros, en la inteligencia de que sobre advertencia no hay engaño…
Basta leer el portal Escribiendo la verdad, de Juan Mendoza, para registrar el tipo de periodismo que hacía…
Mal escrito, porque fue un fotógrafo y un reportero empírico que llegó al oficio movido por la pasión informativa; pero, en todo caso, con su testimonio sobre la vida cotidiana en un Veracruz polvoriento, revuelto y turbulento que ninguna autoridad policiaca ha frenado, ni siquiera, vaya, disminuido, y lo que es peor, le vale…
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