El menor Elpidio Vega Hernández salió de su domicilio en la calle Ávila Camacho 246 el pasado miércoles sin anticipar rumbo y ya no regresó. Ayer, su cuerpo fue hallado por unos menores que pasaban por el predio El Ranero, entre la calle Paraíso y Andrés Figueroa de dicho municipio, alrededor de las 19:00 horas. La madre, María Luisa Hernández Figueroa, fue la encargada de identificar el cadáver.
Tras el arribo de autoridades y peritos a la zona, se descubrieron problemas en la familia y en derredor de la vida del infante: su padre está actualmente preso por posesión de droga, mientras que su madre tenía que trabajar en el tiradero de basura del municipio para obtener ingresos. Incluso se presume que el niño, a esa edad, ya se drogaba, ya que se le encontró una bolsa de pegamento en la mano derecha.
De acuerdo a la escena, se concluyó que quien perpetró el asesinato puso al niño boca abajo en el predio que aún no tenía siembra pero que ya estaba con la tierra arada y después le dispararon.
Testigos aseveran que el menor obtenía dinero al ingresar a domicilios a robar. Su hermano, de 13 años, comentó que unos tipos de una camioneta blanca que se dedicaban a cosechar aguacates (que según él no conoce) lo amenazaron poco antes de que desapareciera el mismo miércoles.
Al parecer, no hubo regaño ni se ofreció ayuda al niño, a quien a los nueve años, poco se le puede demandar conciencia y reflexión sobre sus actos. Tiempos en que sus reprensores decidieron dejar los fajos, los cables de la plancha y las nalgadas de lado para pasar a un castigo definitivo.
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