domingo, 2 de junio de 2019

Muere interno en ADX Florence, también conocida como SuperMax o Alcatraz Rocoso, donde iria El Chapo Guzman



Muere interno en ADX Florence, también conocida como SuperMax o Alcatraz Rocoso, donde iria El Chapo Guzman 

Un asesino llamado Thomas Edward Silverstein acaba de morir tras pasar 36 años en completo aislamiento en la cárcel de máxima seguridad ADX Florence, también conocida como SuperMax o Alcatraz Rocoso. Se trata de la misma cárcel que pronto pisará Joaquín El Chapo Guzmán.

Thomas Edward, que nació a los 67 años en Long Beach, California, tuvo sus primeros problemas legales a los 14 años, cuando robó un auto y se peleó a golpes con un policía, por lo que terminó en un reformatorio juvenil.

Sin embargo, eso sólo sería el inicio, pues al salir se volvió adicto a la heroína y continuó robando. A los 19 años fue enviado a la prisión de San Quintín, en California.

Salió, volvió a robar y volvió a prisión en 1977, ya con una sentencia de 15 años por reincidencia. En 1980, fue condenado a cadena perpetua por asesinar a otro preso que se había negado a traficar heroína dentro de la prisión.

A pesar de encontrarse en aislamiento, Silverstein se las arregló para quitarse sus esposas y asesinar a un guardia que lo trasladaba a las duchas. Tras este incidente, fue trasladado a otra prisión, donde también fue retenido sin contacto humano.

Pero no imaginaría que el aislamiento podría ser más atroz hasta que, en 2005, fue trasladado a ADX Florence, en Colorado, una de las prisiones más seguras y, a decir de muchos, crueles, en Estados Unidos.

Dentro de las paredes de la "Alcatraz rocosa" también se encuentran condenados por terrorismo, narcotráfico y asesinatos, como Ramzi Yousef, responsable del atentado de 1993 contrea el World Trade Center de Nueva York; Dzhokhar Tsarnaev terrorista del maratón de Boston; Ted Kaczynski, alias el "Unaomber"; Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo, entre otros.

Fue allí donde acabó Silverstein en 2005, recluído en completa soledad en una celda de 80 pies cuadrados, 23 horas al día, con una hora de ejercicio al día en una sala contigua. 

"No sé qué otra cosa podríamos haber hecho para evitar más violencia por parte de un hombre que no tiene nada que perder", dijo Norman Carlson, director del Departamento de Prisiones.

Sin embargo, muchos piensan que este lugar, descrito como "un infierno con alta tecnología" representa un castigo peor que la muerte, una suerte de tumba de cemento donde entierran vivas a las personas.

Nuestro gobierno entierra a gente viva en tumbas de cemento por toda su vida.

"Toc, toc, toc. Los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años pasan constantemente, sin fin o remedio a la vista", escribió Silverstein sobre su aislamiento.

"No entré aquí como un asesino, pero aquí aprendes a odiar", aseguró el convicto ahora muerto, quien culpaba a los guardias de prisión de "alimentar a la bestia que aguarda dentro de todos nosotros".

Silverstein vivió los últimos 36 años de su vida en completo aislamiento, el mayor tiempo conocido para un preso en Estados Unidos. 

Sólo salió dos veces: durante un motín de presos cubanos en Atlanta y luego al ser hospitalizado para morir poco después, el pasado 11 de mayo en Lakewood, Colorado.

En realidad es más humano ejecutar a alguien que torturarlo año tras año", dijo una vez Silverstein.

Esta es la cárcel que recibirá a El Chapo Guzmán, de 62 años, quien podría pasar allí el resto de su vida tras ser condenado el 25 de junio.

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