El estado de Arizona (EEUU) ejecutó al reo mexicoamericano Samuel Villegas López, condenado por el asesinato de una mujer en 1986, y por primera vez permitió que hubiera testigos observando todo el proceso de la ejecución.
El pasado martes la Corte Suprema rechazó la última de las muchas apelaciones que Villegas López, de 49 años, había presentado.
A diferencia de otras ejecuciones, por primera vez las autoridades de Arizona permitieron que los testigos pudieran observar por medio de un circuito cerrado el momento en que los catéteres intravenosos eran colocados en el brazo del reo.
Hasta ahora, el Departamento de Correccionales del estado de Arizona colocaba una cortina entre el reo y los testigos de la ejecución para que éstos no pudieran ver los preparativos previos a la muerte del prisionero.
Villegas López fue declarado culpable de atacar sexualmente y asesinar a Estafana Holmes, en su apartamento en Phoenix, en 1986.
El sentenciando la apuñaló más de 23 veces y cercenó el cuello de Holmes, una abuela de 59 años de edad, con sus propios cuchillos de cocina.
Mientras la policía investigaba otro caso de asalto sexual, Villegas López dio a los investigadores datos sobre el asesinato de Holmes.
Sus abogados trataron de apelar la sentencia de muerte en 1987 bajo el argumento de que estos detalles eran de conocimiento en el vecindario.
La última comida del reo consistió en carne con chile rojo y chile verde, arroz, jalapeño, aguacate, queso cottage, papas francesas, un refresco, helado de vainilla y piña.
Desde 1910 el estado de Arizona ha ejecutado a 95 reos, incluido Villegas López. Aún quedan 126 prisioneros en ese estado con sentencias de la pena capital, entre ellos 25 registrados como mexicoamericanos.
EFE
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