Son utilizadas como cosas u objetos. Las tratan como simples instrumentos que se desechan cuando ya no las necesitan. Así son vistas las mujeres por los hombres miembros del crimen organizado y de maras o pandillas .
Según el análisis del siquiatra Bismarck Espinosa, las féminas son utilizadas por este tipo de hombres y cuando se cansan de ellas las desechan y en los casos más graves les quitan la vida.
"Las degradan, las ven como una cosa, como un instrumento, como un trapo que tienen mientras les sirve, pero cuando ya no es así las desechan", dijo el experto.
El papel femenino en las pandillas es de haina, es decir que están ligadas sentimentalmente con los pandilleros.
En este ambiente de pandillas son utilizadas para trasladar armas, drogas, dinero, mensajes y cobrar impuesto de guerra en negocios y puntos de taxis y buses.
Según fuentes policiales, son utilizadas por miembros del crimen organizado como carnada y para satisfacer sus necesidades sexuales. Una vez que ya no les son útiles las desechan.
El doctor Espinosa explicó que usualmente las mujeres que andan con este tipo de hombres son jóvenes de 15 a 25 años de edad que tienen limitaciones económicas.
"Se deslumbran con lo que les pueden ofrecer. Se dejan apantallar. Ellos les dan una cantidad de dinero mensual para sus gastos, carros, joyas, ropa de marca y todo lo que ellas quieren. Se meten con ellos por ambición, por diversión, por la vida que llevan porque les pagan los gastos. A esa edad hay emoción y en raros casos ellas se enamoran de estos hombres", comentó el médico.
Señaló que como las mujeres están en medio de ellos, manejan información y nos les conviene que se divulgue y tarde o temprano las matan.
"Cuando aparecen mujeres muertas, maniatadas y botadas están vinculadas al crimen organizado y el tráfico de drogas y no las matan por ser mujeres, sino porque estaban atravesadas o porque se vincularon sentimentalmente con ellos, fueron testigos. Para este tipo de hombre, ellas son simples instrumentos".
Factores socioeconómicos
Isbela Orellana, socióloga de la Unah-vs (Universidad Nacional Autónoma en el Valle de Sula), explicó que las jóvenes son presas de la exigencias de la sociedad. "Cada día exigen más. Andar bien vestida, bien calzada, con buen carro y teléfono, el pelo arreglado, pero eso requiere recursos".
Indicó que con los salarios que se ganan no se pueden suplir dichas exigencias, lo que conlleva a que sean presas fáciles de grupos delictivos organizados. "Si la sociedad exige y no hay oportunidades, se busca lo ilícito", afirmó la catedrática de la Unah-vs.
Mirian Fonseca, directora del área de sicología de Cáritas en San Pedro Sula, explicó que el manual DCM-4 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, por su sigla en inglés) indica que hay un trastorno de personalidad de asociación ilícita, es decir que la persona -en este caso la mujer- tiene tendencia a esa asociación.
"Son factores socioeconómicos. Una persona que no tiene acceso a salud, vivienda digna y educación tendrá una desventaja comparada con quien sí tiene acceso a lo señalado y al no tener acceso al dinero lícito es más fácil caer en esas redes", expresó la sicóloga.
No hay políticas
Gladis Lanza, coordinadora nacional del Movimiento Visitación Padilla , expresó que el Estado no hace nada por atender estos problemas y no desempeña el papel que le corresponde en cuanto a la violencia contra mujeres.
"Deja sin ningún castigo a los asesinos; estos quedan con las manos sueltas. Los hombres consideran entonces que lo pueden hacer porque somos mujeres y siguen viéndonos como ciudadanas de segunda categoría.
Las mujeres pueden estar ligadas a maras y pandillas, pero el Estado tiene obligación y responsabilidad de defender la vida de las mujeres y en general de la ciudadanía. En su mayoría, las mujeres no están muertas por vínculos con el crimen organizado, pero se supone que sí lo están y por ello se cree que está bueno que las maten".
Agregó: "Desde el Movimiento de Mujeres Visitación Padilla y desde La Tribuna de Mujeres hemos creado instancias a las que acudir, pero si estas no funcionan y los funcionarios que están al frente de ellas no entienden los problemas y no asumen una responsabilidad como verdaderos funcionarios, la situación se vuelve caótica como en este momento".
La activista, quien también forma parte de la Tribuna de Mujeres contra los Femicidios, comentó que está imparable la violencia contra mujeres y puede seguir en aumento. "La cantidad de mujeres muertas puede aumentar porque el Estado no está haciendo nada".
Defender derechos
"Nuestro papel como organización de la Tribuna de Mujeres es denunciar y también sensibilizar a la sociedad en cuanto a los problemas que tenemos las mujeres y nuestro derecho a la vida", manifestó Lanza.
Indicó que las mujeres tienen derecho a una vida sin violencia. "Pero lo que sucede es que el Estado nos sigue viendo como que debemos tener una vida llena de violencia y que debemos aguantar y aceptar como buena esa situación".
Aumentan denuncias de violencia intrafamiliar
María Cristina Pazzetty, jueza del Juzgado Especial contra la Violencia Doméstica , manifestó que las denuncias por maltratos intrafamiliares están aumentado.
"Estamos tratando de castigar cuando hay violencia doméstica. Cuando existen elementos que puedan constituir un peligro para la vida de la mujer le pedimos a la Policía seguridad para ellas", expresó.
La jueza dijo que hasta la fecha no han tenido reportes de mujeres con un proceso de violencia doméstica que hayan sido asesinadas por sus compañeros de hogar.
"De violencia doméstica en sí no hemos podido comprobar que la mujer ha muerto porque su esposo o cónyuge se lo haya provocado. No nos ha tocado en ningún caso".
Agregó que cuando las perjudicadas les manifiestan que han recibido amenazas remiten un oficio para que la Policía brinde colaboración y se les proporcione seguridad.
"En otros países, por ejemplo Estados Unidos, la violencia doméstica se tipifica como un delito. Eso implica llevar a prisión a los hombres, pero en Honduras no, solo es obligar al hombre a que se presente a un audiencia, retirarlo del hogar y darle seguridad a la mujer.
Si el hombre desobedece la orden de no acercarse a la mujer, ella tiene la obligación de ir al Juzgado a manifestar que está violentado en virtud de que ronda su casa, la amenaza y la llama", aseveró Pazzetty.
Agregó: "En caso de que el hombre incumpla la medida dada por el Juzgado le corresponde a la mujer llegar y manifestar que ha recibido amenazas; pero en sí el Estado no puede hacer nada por medio del Juzgado contra la Violencia Doméstica".
Comentó que el Estado por medio del Juzgado contra la Violencia Doméstica no puede hacer mucho por la defensa de la mujer, sino que sería mediante el Instituto Nacional de la Mujer.
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