Quienes la conocen, la describen como a una mujer de "carácter duro y difícil", rasgos que al parecer fueron determinantes la noche del 26 de septiembre.
Cuando mientras ella bailaba con su esposo, el presidente municipal de Iguala, en un sitio cercano a esa comunidad del estado de Guerrero se cometían hechos atroces que han merecido la condena mundial.
Esa noche, al amparo de las sombras y desde una completa impunidad, seis personas fueron asesinadas, otras 25 resultaban heridas y 43 estudiantes desaparecían sin que, hasta este 22 de octubre, se conozca su paradero y condiciones. De los hechos, las instancias de procurar justicia en México, han responsabilizado al alcalde José Luis Abarca Velázquez y a su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa.
Este miércoles, a casi un mes de ocurridos los hechos que han merecido el repudio nacional e internacional, el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, fue contundente: Abarca Velázquez dio la orden para detener a los estudiantes, pero su esposa -dijo- es la autora intelectual de lo sucedido y la identificó como operadora delictiva del grupo criminal Guerreros Unidos.
Casi simultáneamente más de 50 mil personas marcharon en total silencio en la capital mexicana para protestar por lo que ha sido calificado como la más grande violación a los derechos humanos en el país en las últimas dos décadas, y después de que otros grupos de manifestantes prendieron fuego a edificios públicos en Iguala y otras ciudades del estado de Guerrero.
Autoridades mexicanas acusaron el 22 de octubre a María de los Ángeles Pineda y su esposo, el alcalde José Luis Abarca, de la desaparición de 43 estudiantes. La pareja huyó hace casi un mes.
Tres días después de que la policía de los municipios de Iguala y Cocula atacaran a los estudiantes, la pareja desapareció entre acusaciones y señalamientos. El lunes 20 de octubre, María de los Ángeles Pineda Villa obtuvo un amparo del Juzgado Décimo Primero de Distrito de Amparo Penal del Distrito Federal para evitar ser aprehendida. Por ese trámite, pagó 35 mil pesos.
El amparo que evita la aprenhensión de Pineda Villa sólo aplica para delitos no graves, por lo que no surtirá efecto ya debido a que la Procuraduría General de la República y la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) emitieron una orden de aprehensión por diversos delitos, entre ellos la delincuencia organizada.
Abarca Velázquez y Pineda Villa formaban a simple vista un matrimonio sólido, siempre juntos inclusive en actos y reuniones oficiales, lo que les valió ser conocidos como la "pareja imperial" que gobernó durante dos años el municipio de 130 mil habitantes en el sureño estado mexicano.
José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda conformaban un matrimonio sólido, según sus allegados, y aparecían juntos en todas las actividades del gobierno local.
Hoy ambos, también juntos y fuera de los reflectores de la política, permanecen ocultos y evitan las críticas que a nivel mundial han generado los ataques contra los desaparecidos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa -donde jóvenes de 18 a 23 años se preparan para ser maestros-, ya que existe la presunción de que ellos son responsables asesinatos y desapariciones.
"La pareja que bailaba entre cadáveres" es el título de la crónica publicada por el diario español El País, donde hace un recuento de lo ocurrido a finales de septiembre, cuando al parecer la irrupción del grupo de estudiantes en una verbena popular donde Pineda Villa seguiría impulsando su candidatura para suceder a su marido como alcaldesa, habría detonado su enojo.
Y es que aun cuando el alcalde era la autoridad oficialmente elegida en las urnas por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática, era justamente María de los Ángeles el poder tras el trono, según han señalado diversas fuentes.
Allegados a la pareja han dado testimonio de ello en distintas investigaciones periodísticas que buscan explicar aquello para lo que no hay explicación: la impunidad de un sistema que se ha corrompido y al que ven muy cercano a los grupos del crimen organizado.
La presunción no es gratuita. María de los Ángeles es hermana de Marco Alberto y Marco Antonio Pineda Villa, quienes según autoridades mexicanas sirvieron al líder del cártel de los Beltrán Leyva, el capo Arturo Beltrán Leyva. Los hermanos Pineda Villa fueron asesinados en 2009 cuando pretendían desligarse de esa organización criminal.
Otro hermano, aún vivo y recientemente detenido, fue relacionado con el narcotráfico y las autoridades presumen que es uno de los dirigentes del denominado grupo Guerreros Unidos, que se caracteriza por sus actos sanguinarios y que controla la región de Iguala, donde históricamente ha habido grandes cultivos de droga.
Pero por si el cuadro familiar no estuviera completo, investigaciones judiciales de los servicios mexicanos de inteligencia han indicado que la madre de los Pineda Villa funge como prestanombres de narcotraficantes.
De su boda con José Luis Abarca poco se ha dicho. Algunos la ubican hace 25 o 30 años, cuando el entonces modesto trabajador procedente de una familia que comerciaba sombreros, huaraches y vestidos de novia, empezaba a incursionar en la venta de joyería de oro.
Pero hace 10 años, la fortuna los favoreció y, como pareja, se convirtieron en empresarios prominentes. De ahí, sin tener antecedentes en la política, Abarca ganó las elecciones locales en 2012.
El baile era de las actividades que disfrutaban. Aquí, la pareja, de rojo, en la pista durante la celebración del "Día del Maestro", en mayo.
El resto es historia. Los reflectores y el poder que se vive desde el gobierno, aunque sea desde un municipio pequeño, atraparon a la pareja y desde ese lugar de privilegio empezaron a tejer alianzas que permitieran que María de los Ángeles sustituyera a su esposo al término de su mandato, en 2015.
Para ello, Pineda Villa se postuló y ganó el derecho a ser consejera de estatal del izquierdista PRD y, desde su cargo honorario como dirigente del organismo asistencial Desarrollo Integral de la Familia, no desaprovechó momento para hacer campaña a su favor.
Los hechos del 26 de septiembre, de los que aún hay innumerables preguntas sin responder, frenaron por el momento el ascenso de quien ha sido calificada como "La Jefa de Jefas" de Iguala.
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