México.- En Chilapa de Álvarez, el municipio del centro de Guerrero donde 16 personas fueron asesinadas y decapitadas la semana pasada.
Opera desde hace cinco meses el Mando Único Policial, y la seguridad ya estaba a cargo de fuerzas estatales y de medio millar de militares, bajo la coordinación de un capitán el Ejército. Fue otra serie de asesinatos, 14 en 48 horas, lo que hace cinco meses motivó una reunión de emergencia del Grupo de Coordinación Guerrero.
En la que el alcalde de Chilapa, Francisco García González, alertó a mandos de las fuerzas armadas, de la Policía Federal, de la PGR y del entonces gobernador Ángel Aguirre, que la situación estaba desbordada.
El motivo de la violencia, señaló el alcalde, era la violenta disputa de dos grupos armados, Los Rojos y Los Ardillos, con un poder armado que superaba por mucho al de las fuerzas municipales. Incluso, la presidencia municipal tuvo que recomendar a los habitantes que se resguardaran en sus casas en una especie de "toque de queda" voluntario.
La semana pasada, fueron abandonados 11 cadáveres decapitados y calcinados, mientras que otras cinco personas fueron secuestradas por sujetos armados. Los cadáveres de dos de los plagiados, que eran comerciantes, aparecieron con otros tres que faltan por ser identificados.
De acuerdo con cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a octubre de este año se abrieron 85 averiguaciones previas por homicidios en Chilapa, sin que se conozca el número de víctimas. Si a esto se suman los asesinatos ocurridos en la última semana, ya son cerca de un centenar de personas que han perdido la vida.
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