MÉXICO, D.F.- Las extorsiones, cobro de piso, amenazas, violencia, secuestros, trata de personas, desapariciones forzadas, desalojos arbitrarios, corrupción e impunidad en México.
Han ocasionado que más de 30 mil personas estén en situación de desplazamiento forzado y prolongado, asegura Laura Rubio Díaz-Leal. En el libro Desplazamiento interno inducido por la violencia: una experiencia global, una realidad mexicana (ITAM y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos, 2014).
Califica a ese grupo de la población de "los huérfanos del conflicto". Explica que el desplazamiento forzoso ha sido un recurso reactivo y preventivo para algunas familias jóvenes, quienes se han negado a integrarse a bandas criminales o que han salido de ellas.
A ese recurso también recurre la población transfronteriza, como alcaldes, funcionarios públicos, activistas, defensores de derechos humanos, periodistas y empresarios.
En Sinaloa se reportó que mil 203 familias fueron expulsadas entre septiembre de 2011 y febrero de 2012
Por la violencia en el país, que se incrementó en 2006 y agudizó en 2008, en 12 entidades se ha producido un éxodo de personas, que ha provocado que en algunas localidades de Tamaulipas y Michoacán proliferen las ciudades o "pueblos fantasmas".
Entre 2011 y 2014 se han registrado por lo menos 121 episodios de ese tipo.
Sin embargo, Rubio reconoce que la magnitud real de los desplazamientos inducidos por la violencia "aún es desconocida. No hay un diagnóstico confiable a escala nacional", debido a que huyen por miedo y, en algunos casos, el flujo es casi imperceptible.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, aplicada en 2010, señala que por lo menos en 27 municipios han experimentado migración por motivos de inseguridad.
En tanto, la Encuesta de Victimización y Percepción de Seguridad indica que 1.3 de las familias mexicanas tuvieron miembros que cambiaron su domicilio por la violencia en 2011 y 2012.
En su libro, la académica del ITAM analiza casos de Guerrero, donde destaca que la violencia es compleja, porque hay intolerancia religiosa, disputas por el control de los recursos naturales, rivalidad de cárteles de las drogas, a lo que se suman las catástrofes naturales.
En Sinaloa, por ejemplo, revela que desde hace décadas los cárteles se disputan el control de las rutas de la producción y comercialización de estupefacientes. Ahí, las autoridades reportaron que mil 203 familias fueron expulsadas entre septiembre de 2011 y febrero de 2012, entre otros datos.
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