En varias entrevistas que realizó Jesús Lemus descubrió que no sólo El Mencho y El Chapo Guzmán daban miedo.
El Lazca, los siniestros manjares caníbales del exlíder de Los Zetas
Juan Sánchez Limón fue uno de los hombres importantes de Heriberto Lazcano, alias El Lazca, y durante una plática que sostuvo con el periodista Jesús Lemus, la cual fue transcrita en uno de sus libros, el reo del penal federal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, narró diversas escenas de crueldad rayando en la brutalidad.
Este reo era jefe del grupo delictivo Los Zetas en algunas de entidades del país como Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas y Jalisco. En su plática, Sánchez Limón recordó la forma en la que conoció a El Lazca, cuando ambos formaban parte de la milicia mexicana en los años noventa.
Era un tipo a toda m%$#%. Él no se andaba con chin&$%, la neta es que era estricto pero muy benevolente. Muy inteligente, tiene memoria fotográfica, no se le olvida nada y nunca deja a nadie sin darle una respuesta al favor que le pide. Él sabrá cómo le hace pero siempre apoya a su gente".
Como suele suceder con los miembros del crimen organizado, las leyendas urbanas acerca de ciertos lujos y excentricidades también fueron cuestionadas por el periodista hacia el reo; sin embargo, él detalló que algunas cosas, sí eran reales como un rancho con animales exóticos.
Ay pin#$% periodista, tú y tus mam$&%, todo es imaginación de la gente, no pueden ver a un hombre que crece dentro de la sociedad porque luego lo hacen mito. Al rato van a decir que se come vivos a los niños. Sé que tiene un rancho con un zoológico, pero no he sabido que aviente a sus enemigos a los leones; a esos más bien los ejecuta en forma rápida. A sus enemigos más bien se los come él".
Cuando habló específicamente de lo que hacía El Lazca con sus enemigos, dejó sin palabras al periodista al igual que a todos aquellos que estén leyendo esto.
Él no los torturaba mucho, él se los comía lo que es comer, tragar pues, para que me entiendas"[sic].
De acuerdo con esta entrevista, el testigo estuvo presente en varias reuniones en las que El Lazca comía carne humana, principalmente de sus rivales caídos.
Él tenía reuniones en las que luego de enjuiciar a alguien y sentenciarlo a la pena de muerte se le ordena que se bañe a conciencia, incluso que se rasure todo el cuerpo. Luego de eso dejaba que se relajara por unas dos o tres horas; hasta les daba una botella de whisky para que se relajen mejor. Después ordenaba su muerte en forma rápida, para que no haya segregación de adrenalina y la carne no se pusiera amarga ni dura".
Como si se tratara de una auténtica película de terror, el reo de Los Zetas detalló la manera en la que preparaban la carne humana para que se la comiera El Lazca.
El Lazca le gustaba comer la carne humana en tamales y cocida en limón, en tostadas, como si fuera carne tártara".
A pesar de lo perturbador, mórbido y asqueroso que eso suena, el reo señaló que no se comía todas las partes del cuerpo a diferencia del Monstruo de Ecatepec.
Él sólo se comía la nalga y el chamorro; de allí sacan los bisteces para preparar la comida. Una ocasión realizó una posada en Ciudad Victoria, y esa vez mandó hacer pozole y tamales. Los que pusieron la carne fueron tres centroamericanos que se pasaron de listos. A mí me tocó ver cómo los prepararon para ponerlos en el pozole y en los tamales".
Jesús Lemus pasó tres años y medio en la cárcel de Puente Grande por haber cometido el delito de crimen organizado en 2008 cuando se desempeñaba como director del periódico El Tiempo en Michoacán.
Durante ese tiempo fue torturado pero también tuvo la oportunidad de recolectar vivencias de las 'celebridades' del crimen organizado en México como Daniel Arizmendi, El Mochaorejas, Álvaro Darío de León Avilés, El Duby, miembro de los narcosatánicos, e incluso de El Chapo Guzmán y su fuga.
La narración de Jesús Lemus sobre El Lazca cobró mayor fuerza luego de que el reportero Alfredo Corchado, corresponsal del diario Dallas Morning News aseguró en uno de sus trabajos que Miguel Treviño Morales, líder de Los Zetas, era creyente de la santería y realizaba prácticas como comer el corazón de sus víctimas con el objetivo de 'sentirse más poderoso'.
El Lazca fue abatido en Progreso, Coahuila, en 2012 durante una confrontación con elementos de la Policía Federal.
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