Tijuana.- En tanto que un médico dentista fue asesinado al asestarle un balazo en la cabeza uno de dos hampones que ingresaron para asaltarlo en su consultorio, la misma suerte sufrió un abogado al privarlo de la vida un dueto de ladrones que se introdujeron para robar en su residencia.
El primero de los profesionistas en vida llevó el nombre de Carlos Sosa Díaz, de 44 años de edad, abatido la noche del miércoles en su local situado en la avenida Paseo de los Lobos, número 20102, de la colonia Los Lobos, en la delegación Cerro Colorado.
Las investigaciones preliminares en torno a lo sucedido revelaron que al lugar se introdujeron dos ladrones que le espetaron a las empleadas que se trataba de un asalto y al dirigirse a la oficina del galeno y darse cuenta corrió con el propósito de cerrar la puerta.
Pero al mismo tiempo la empujó uno de los maleantes y suscitarse un forcejeo y al percatarse que el finado lograba su intentona de cerrarla sin más le asestó un balazo en la cabeza, aparentemente, con una pistola revólver calibre 38 Especial ya que no se hallaron casquillos percutidos.
La Procuraduría General de Justicia informó que el par de rateros con suma rapidez se apoderó de dos computadoras y el teléfono celular del fallecido y emprendieron la huida, aparentemente, en una vagoneta descrita sólo como de color gris.
Con el nombre de Cuauhtémoc Quintero Angulo, de 41 años, se identificó al licenciado en Derecho que alrededor de las 23:00 horas del miércoles fue asesinado en su casa ubicada en la calle Club Britania, número 5401, del fraccionamiento Colinas de Agua Caliente, en la delegación La Mesa.
Por el dicho de sus familiares se obtuvo que un par de individuos con los rostros cubiertos con pasamontañas tocaron a la puerta de su domicilio y al abrirla fue amenazado con armas de fuego para ingresar de forma violenta y someter a su esposa y sus dos hijos menores de edad.
Luego de encerrarlos en el cuarto del sanitario escucharon que los criminales le exigían que les indicara en dónde se hallaba la caja de caudales y al contestarles que no tenía le espetaron de improperios y propinarle de golpes.
En su desesperación por defenderse encaró al dueto de asesinos y ladrones de los que uno de ellos sin miramiento alguno le disparó en dos ocasiones en la cabeza para privarlo de la vida de forma súbita y luego apelar a la fuga en un automóvil descrito sólo como Nissan de modelo atrasado.
En la escena del crimen se recogieron dos casquillos percutidos de pistola escuadra calibre 38 Súper.
Lo reprochable para las autoridades municipales es que en ambos casos se vieron burlados por los criminales como ocurre en la inmensa mayoría de ese tipo de hechos delictuosos, pero aseveran los han minimizado en la ciudad pero lo cierto es que ocultan la información a ese respecto.
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