La denuncia desató una intensa movilización de fuerzas del Orden, tanto locales y del Condado como de McAllen y de Texas Rangers, además de agentes especiales estatales de la Fuerza de Tarea contra el Tráfico de Drogas.
Los primeros en arribar a la casa baleada fueron los agentes del Sheriff del Condado Starr, quienes encontraron en la entrada a dos hombres muertos con balas de arma de alto poder, por sus documentos fueron identificados como hondureños.
En una habitación de la vivienda encontraron a otro hondureño muy mal herido, quien fue enviado de emergencia al Hospital Memorial del Condado, pero no sobrevivió por los balazos con proyectiles de alto poder recibidos en el abdomen.
Al seguir la revisión del inmueble, los cuerpos policiacos encontraron una granada de fragmentación que fue arrojada desde el exterior, pero no detonó, por lo que con apoyo del cuerpo especial del escuadrón antibombas de la Policía de McAllen fue desactivada.
Más tarde, las autoridades del Sheriff del Condado por la tarde pidieron el apoyo de la ciudadanía para ubicar a Eduardo Moreno, de 24 años, residente de Río Grande con antecedentes penales.
Las autoridades confirmaron que el hombre es "persona de interés" en el caso de los tres hondureños baleados.
Río Grande colinda con Camargo, Tamaulipas, un conflictivo corredor que el crimen organizado usa para el paso de cargamentos de drogas e indocumentados.
No obstante, las autoridades de Seguridad Pública que llevan la investigación no quisieron especular por estar apenas investigando el caso.
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