Nueve extranjeros fueron sustraídos, todos con grilletes y en deplorables condiciones, reflejaban la manera en que se trataban a los prisioneros en el año de 1817.
Tras las torturas, por su mente quizá pasó la idea de fugarse pero las macizas paredes de piedra convertían aquel sanatorio y cuartel en una fortaleza española impenetrable.
Todos eran mercenarios con conocimientos de combate, ninguno era militar de carrera pero su bravura no estaba en tela de juicio y convencidos se unieron meses antes de su infortunio al plan de Francisco Xavier Mina para luchar por la Independencia de México.
Eran los tiempos del alcalde de primer voto José María Uranga y la orden decretada por el rey Fernando VII se llevó a cabo al pie de la letra: "Todo extranjero que apoye la causa de los revolucionarios será pasado por las armas".
Fueron conducidos al panteón que se hallaba a pocos metros, en la parte trasera del hospital y parados en el paredón oriente, de espaldas, simbolizando la traición y pérdida del honor, los ojos les fueron vendados.
El grupo de verdugos prepararon sus armas y al grito de ¡Fuego! escupieron la carga mortal que arrancó la vida a aquellos que sin ser su tierra pelearon por México. Los cadáveres fueron enterrados en las profundas fosas previamente excavadas. La muerte de esos personajes fue registrada en el libro de entierros dándose fe que esa escena sucedió hace 201 años... ¡En Monclova!
DIVISIÓN AUXILIAR DE LA REPÚBLICA MEXICANA
El decreto real era tajante y dado a conocer por todas las provincias de la Nueva España. La lucha insurgente parecía estar perdida tras la muerte de José María Morelos y Pavón el 22 de diciembre de 1815. Sin embargo, aún había esperanza y surgió un pequeño ejército llamado "División Auxiliar de la República Mexicana".
Al frente estaba Francisco Xavier Mina que tras dialogar en Londres, Inglaterra, con Fray Servando Teresa de Mier, idearon la expedición para ayudar la causa independentista de México. Patrocinado por liberales europeos, el 15 de mayo de 1816 salió de Liverpool con rumbo a Estados Unidos llegando a la costa de Norfolk, Virginia, el 30 de junio. Estas acciones se llevaron a cabo en medio de la etapa "Resistencia de la Independencia de México", cuando los realistas creían haber aplastado a los rebeldes.
Obtuvo tres embarcaciones: "Cleopatra" "Neptuno" y la "Elena Toooker" al mando del comodoro Luis Michel Aury. Mina visitó varias islas del Caribe, pero desde que estaba en Europa, lamentablemente era vigilado por espías españoles. El 27 de septiembre llegó a Puerto Príncipe, Haití; el 24 de octubre arribó a Galveston y posteriormente afinó detalles en Nueva Orleáns retornando a Galveston.
Tras casi un año de prepararse y obtener recursos para hacer frente a los realistas, el 15 de abril de 1817 desembarcó en Soto La Marina, Nuevo Santander (Tamaulipas) tomándola; esas noticias inyectaron nuevos bríos a la causa. Los 300 hombres de mina eran de diversos países. Ponían anuncios en la vía pública invitando a alistarse en sus filas. El historiador monclovense, Jesús Medina Martínez, menciona: "A pesar de su esfuerzo y buenas intenciones, no encontró el apoyo esperado del resto de los insurgentes, por lo que su incursión en territorio novohispano se vio limitado".
Tuvo varios triunfos y se unió al jalisciense Pedro Moreno, pero el 27 de octubre es capturado en el rancho "El Venadito" en Guanajuato y fusilado cerca de Pénjamo en el fuerte de los Remedios el 11 de noviembre.
LOS NUEVE MERCENARIOS
Uno de los factores que jugaron en contra de Mina era que sus hombres eran de diferentes nacionalidades y lamentablemente desde su salida de Inglaterra tuvo deserciones, además que no existía mucha disciplina.
En Nuevo Santander victoriosamente chocó la División contra los realistas y el coronel Henry Perry tuvo diferencias con Mina al grado de retirarse del ejército con 40 de sus hombres, entre ellos el mayor Gordon emprendiendo la retirada rumbo a Matagorda, Texas.
Buscaban embarcarse a los Estados Unidos pero su suerte ya estaba echada: Atacaron una guarnición española en el lugar conocido como Encinal del Perdido, cerca de Goliad, para hacerse de víveres y seguir su camino pero llegaron 200 hombres de refuerzo a cargo del gobernador Antonio Martínez y la derrota fue humillante.
Medina Martínez, miembro del Colegio de Investigaciones Históricas del Centro de Coahuila, explicó que esa batalla se libró la madrugada del 19 de junio de 1817 y el resultado fue de 26 muertos y 14 prisioneros heridos; Perry se suicidó pegándose un tiro para evitar caer prisionero y Gordon fue asesinado de un sablazo cuando intentó escapar.
En el camino a San Antonio, varios murieron, otros fueron conducidos a Río Grande y por último a Monclova llegaron nueve prisioneros: George Brinkman, John Maxwell, Jonathan Fulton y John Fonston todos de Pensilvania; Israel Roulé de Nueva York, William Cotcher de Tennessee, Louis Marie Guila de Flandes, Francoise Gerné de Normandía y Jean Baptiste Buffet de Santo Domingo.
Todos fueron conducidos a un área acondicionada como celdas en el Hospital Real hoy el Museo Coahuila y Texas y aún tenían la esperanza de conservar sus vidas pero el decreto del monarca español era inviolable.
Al verificar los archivos de bautizos y entierros de Monclova, Jesús Medina Martínez encontró que durante su encierro fueron visitados por el padre Nicolás Andrés Molano, bachiller y capellán de la Compañía Presidial de Monclova. El jueves 21 de agosto del mismo año, las autoridades les notificaron que serían ejecutados el sábado 23.
"Seis de ellos aceptaron bautizarse como católicos un día antes, el viernes 22 de agosto", refiere el historiador entrevistado en su oficina a partir de documentos invaluables de los archivos eclesiásticos y donde se lee eran cuaqueros, presbiterianos y anabaptistas.
¡FUE EN LA ESCUELA CLUB DE LEONES NO. 1!
Eran las siete de la mañana del 23 de agosto cuando la puerta de madera se abrió despacio, rechinó de las vetustas bisagras y dejó entrar un destello de luz y la figura del padre Molano se dejó ver. Confortó a los extranjeros y les dio los santos óleos antes de ser conducidos atrás del hospital donde se ubicaba el panteón que actualmente es la Escuela Primaria Club de Leones Número 1.
Está asentado en el libro de entierros que los extranjeros Brinkman, Maxwell, Fulton, Fonston, Roulé, Cotcher, Guila, Gerné y Buffet fueron ejecutados a tiro de arcabuz de ahí que se conozcan como "Los arcabuceados" y tuvieron entierro mayor que consistía en contar con la presencia del cura y sacristán, cruz alta, oficio cantado y capa. Sus familiares jamás volvieron a saber de ellos, ni siquiera dónde quedaron sus restos; igual que muchos casos que suceden hoy en día.
A dos siglos de esa página, sus tumbas quedaron olvidadas y perdidas en algún lugar de la escuela ubicada en la parte trasera del Museo Coahuila y Texas sobre la calle Aldama del sector El Pueblo de Monclova. Del panteón sólo se conserva un vetusto arco y en ese lugar también fue fusilado Ignacio Aldama en 1811.
El 5 de septiembre del 2017 la directora de la institución educativa, Deyanira del Carmen Díaz Campos, pidió ayuda a Protección Civil y autoridades para limpiar los patios debido a una plaga de víboras y ciempiés. Los animales se escondían bajo gruesas losas de concreto que tapan fosas del antiguo panteón dispersas en el plantel.
El panteón del Hospital Real, fue cerrado en el siglo XIX al tener sobre cupo debido a las muertes por la epidemia de cólera en 1833 que azotó Monclova, abriéndose el que se ubicaba en la Escuela El Socorro.
Parafraseando al historiador Medina Martínez: "Con el donde fueron sepultados se perdieron para siempre. El antiguo panteón ya no existe y en su lugar los niños de la Escuela Club de Leones paso del tiempo las tumbas.
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