Todo indica que el presunto exlíder del cartel de Sinaloa no se la está pasando tan mal en el inicio del juicio federal en su contra por 11 cargos de narcotráfico y lavado de dinero
Foto: Jane Rosenberg / Efe
¿De qué se reía Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera? Esa es la pregunta que nadie ha podido contestar en medio del proceso de selección de jurado del juicio en su contra que inició este lunes en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York.
Como parte del proceso de entrevistas que continúa este martes y en el que se seleccionarán 18 panelistas, 12 permanentes y 6 suplentes, el acusado que enfrenta 11 cargos relacionados con narcotráfico estuvo presente en corte.
El Chapo, que lucía traje oscuro, camisa blanca abierta de cuello ancho, cinturón y zapatos marrones, siguió la audiencia con ayuda de traductores. Sus abogados le suministraron un bloc para que tomara notas.
Pero lo que más llamó la atención de los presentes fue el intercambio verbal con uno de sus abogados, Eduardo Balarezo, con quien en un momento compartió una carcajada.
Balarezo es el único de los abogados que lo representa que habla español.
Ayer, 17 potenciales jurados fueron descartados del proceso tras confesar tener miedo de que personas ligadas a Guzmán Loera tomen represalias contra ellos o sus familias. También fueron retirados del proceso por razones médicas o por indicar que podrían experimentar problemas financieros si faltan muchos días al trabajo.
Se espera que el juicio contra el Chapo dure al menos cuatro meses.
Cualquier gesto o expresión del presunto exlíder del cartel de Sinaloa es motivo de reseña de los medios. No debe sorprender la fascinación considerando que el mexicano lleva más de un año y medio en confinamiento solitario en el Centro Correccional Metropolitano de Manhattan.
En septiembre, el juez Brian Cohan tuvo que llamarle la atencion a Guzmán Loera, luego de que supuestamente por quedarse embelesado mirando a su esposa Emma Coronel en sala no prestara atención a la audiencia.
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