domingo, 11 de noviembre de 2012

Jóvenes fronterizos, blanco fácil del crimen organizado - El Universal

BAJA CALIFORNIA

Cada año cientos de jóvenes son arrastrados por las organizaciones delictivas y pandillas en la frontera norte de México; algunos, por necesidad económica y otros "por fidelidad al barrio", hallan como forma de vida robar, tráficar, y asesinar.

Datos proporcionados por la Secretaría de Seguridad Pública de Baja California arrojan que este 2012 se encuentran recluidos en el Centro de Diagnóstico para adolecentes 272 internos, 80% relacionados con pandillerismo, 20% con delitos contra la salud y organización delictuosa.

Juan Enrique Méndez, ahora director del centro, antes subdirector en el penal de máxima seguridad El Hongo, explica que los jóvenes en la frontera son presa fácil de las pandillas y el crimen organizado.

Muchos de los reclusos son hijos de comunidades migrantes asentadas en la zona este de Tijuana, uno de los perímetros donde se registraron sanguinarios enfrentamientos entre cárteles de la droga durante los años 2008 y 2009.

"Llegan con necesidades económicas y se les hace fácil relacionarse con pandillas, con los barrios. Se hacen valer de los jóvenes por que si los detienen se hacen acreedores a condenas menores, por que a los adolecentes, por ejemplo, si cometen asesinato les dan cinco años", argumenta el abogado y funcionario estatal.

Arrastrados por pandillas

El Junior es amigable. Sonriente y cortes: "Buenos días señorita, muchas gracias por su tiempo", dice y extiende su mano para presentarse. "…Jordán Ramos". Toma asiento en una de las aulas educativas del "penal para menores", donde ingreso unos meses antes de cumplir la mayoría de edad.

El joven de ojos grandes, pelo raso y sonrisa grata se encuentra recluido por complicidad en un asesinato; Jordán dice que cometió más de 60 asaltos a mano armada. Se asume como un fiel integrante de la pandilla del "Barrio 18", asentada en la zona este de Tijuana.

"En una borrachera mataron a un amigo del barrio, allá en el Florido y yo estaba ahí, por que soy 18", dice sin titubear. "Me convertí gracias a mis tíos, a mi papá que salió de la cárcel, era marino en Estados Unidos. Yo soy ciudadano norteamericano pero mi papá con sus contactos en la policía municipal consiguió armas y me invitó a asaltar", recuerda.

El joven saldrá en los próximos días del Centro, dice que se regresará al vecino Estados Unidos lejos de las pandillas.

Como Jordán decenas de menores se unen a las pandillas originadas en Baja California y el Sur de California: El Sur 13, El Barrio 18 Los Paisas Sureños son algunas detectadas por las autoridades policiales.

Juan Enrique Méndez refiere que los jóvenes pandilleros generalmente pelean por el control en sus barrios y colonias; en algunos casos las peleas se dan por invasión de territorio. Estas pandillas toman fuerza dentro de los centros penitenciarios en ambos países, donde las agrupaciones se conforman principalmente para protegerse unos a otros.

Reclutados para traficar droga

Alejandro nunca fue a la escuela. Su hermana lo enseño a leer y escribir. Desde pequeño trabajaba en los mercados "sobre ruedas" en busca de obtener dinero. Se encuentra recluido en el Centro de Diagnostico desde el mes de julio, acusado de ser uno de los principales operadores de droga en la zona norte de Tijuana.

Lo niega: "Yo no fui, a mí me plantaron la droga los policías municipales, yo andaba jugando futbol me agarró la policía y dijo: 'para que se te quite cabrón y aprendas a no correr', por eso estoy aquí…".

Autoridades de la Policía Estatal Preventiva sostienen que el joven de 17 años cargaba en su espalda una mochila de color negro, en cuyo interior los policías localizaron un recipiente que contenía 3 mil 100 envoltorios de lo que al parecer era heroína.

Además de 300 envoltorios con una sustancia blanca y granulada cristal, y mil 500 pesos en efectivo. Hasta el momento, las autoridades municipales reiteran que traficaba para uno de los cárteles de la droga asentados en la región.

Reinserción social

Juan Enrique Méndez asumió las riendas del Centro de Diagnostico para menores hace seis meses. Antes subdirector del penal El Hongo, afirma que sólo 3% de los jóvenes son reincidentes. Desde que se convirtió en director, los jóvenes reclusos consideran que ha implementado considerables mejoras.

A pesar de no contar con un presupuesto elevado, logró que las distintas universidades del estado se sumaran al proyecto de mejoramiento; siquiatras, sicólogos y estudiantes brindan sus servicios gratuitamente en pro de concientizar a los jóvenes sobre los peligros de pertenecer a una pandilla o la estructura del crimen organizado.

"Los jóvenes comienzan a ser consientes de lo inútil que es pertenecer a estos grupos delictivos y a las pandillas. Se les están enseñando oficios para que cuando salgan no vuelvan a juntarse con estos adultos", señala Méndez.

Aunque el funcionario está consiente de que todos los días miles de niños y jóvenes corren peligro de ser reclutados por el crimen organizado y las pandillas, considera que la sociedad civil, grupos religiosos y autoridades gubernamentales tienen que destinar mayores recursos a la prevención.

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