Jonathan Rafael López Gaytán, "El Johny", de 20 años, fue despertado por varios hombres encapuchados que terminaron por ejecutarlo dentro de su habitación en su casa de la Colonia Independencia.
Aparentemente, los sicarios intentaron llevarse al joven, pero este se resistió y los pistoleros prefirieron acribillarlo en la vivienda.
Esta información surgió al ser encontrado por sus familiares apenas instantes después del sonido de los balazos, con unas esposas colocadas en la mano izquierda.
Al momento del crimen, dentro del domicilio ubicado en Antiguo Camino a San Agustín en el cruce con Cima de la Loma se encontraban al menos dos niños y los padres de la víctima.
El ataque trascendió alrededor de las 0:30 horas pero habría ocurrido unos 40 minutos antes.
Los paramédicos de las cruces Verde y Roja de Monterrey llegaron para confirmar el deceso del joven, quien tenía corte a rapa y vestía solamente unas bermudas, no traía camisa ni calzado.
Se estableció que los ejecutores llegaron encapuchados y vestidos de negro, bajaron de una camioneta y luego caminaron por unas escaleras que conducen a la vivienda.
Se pararon frente a la puerta de acceso del cuarto de la víctima que está localizado justo al frente de la construcción.
Testigos indicaron que se escucharon alrededor de cinco disparos.
"El Johny" quedó boca arriba a un lado de su cama, con una pierna colgando de uno de los barrotes de la ventana, al parecer en su intento por resistirse a ser llevado de su casa.
Una fuente policiaca destacó que el joven de 20 años tenía impactos de bala en la cara, cuello y tórax.
Cerca del cuerpo los agentes investigadores localizaron por lo menos cinco casquillos calibre 9 milímetros.
El lugar quedó sitiado por efectivos del Ejército, policías de Fuerza Civil y agentes de la Policía Ministerial para iniciar las investigaciones del caso.
Invadidos de dolor y desconsolados por el suceso, los familiares reclamaron que los policías de Fuerza Civil eran los responsables de la ejecución.
"Los civiles ya son malos, ellos traen a los encapuchados, los traen para acá, andan con ellos.
"Malditos, denme un arma a mí para matarlos a los perros", gritaba llorando un familiar del joven acribillado.
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