lunes, 11 de junio de 2012

Las Àguiles ejecutan su danza ritual - Diario de Mallorca

J. FRAU POLLENA Las Àguiles y Sant Joan Pelós fueron fieles a su cita con la tradición y protagonizaron un año más la procesión del Corpus en Pollença, uno de los rituales religiosos más curiosos de los que se celebran en Mallorca por su espectacularidad estética. Se trata de una de las costumbres que la localidad del Nord ha conseguido mantener desde tiempos inmemoriales y que suponen una de sus señas de identidad.

A pesar de que ayer el oficio religioso que precede a la procesión y la posterior salida de las dos jóvenes vestidas con un armazón en forma de águila y del chico que interpreta a Sant Joan Pelós coincidía con el partido de la selección española en la Eurocopa, las calles del centro de Pollença se llenaron de gente que no quería perderse una tradición que sólo es posible ver una vez al año.

La parroquia de la Mare de Déu dels Àngels de Pollença fue el escenario de la misa solemne con motivo de la festividad del Corpus Christi, una de las manifestaciones religiosas más antiguas que se conocen, destinada a venerar la Eucaristía y a exaltar la doctrina del cuerpo de Cristo. La fiesta, de gran tradición en Mallorca, se celebra sesenta días después del Domingo de Resurrección.

Al finalizar la misa, que tuvo una duración aproximada de una hora, los protagonistas de la procesión salieron de la parroquia entre una gran expectación popular. Las dos águilas fueron representadas este año por las jóvenes Beatriz Lluís Sabater y Maria Victòria Bauzá Lago, mientras que Martí Carbonell Cladera fue el encargado de dar cuerpo a la figura de Sant Joan Pelós, que recorre la procesión descalzo, con su característica túnica, la cara tapada con una máscara, una cruz en una mano y un corderito vivo en la otra.

Las Àguiles son las figuras más espectaculares de la procesión por lo aparatoso que resultan los atuendos. Van ataviadas con joyas que han cedido para la ocasión familias de Pollença. Durante toda la semana, un grupo de bordadoras trabajan en los vestidos de las dos águilas para coser las joyas prestadas, identificadas con colores para evitar confusiones a la hora de la devolución.

La procesión cubrió un itinerario por el centro de Pollença. Los protagonistas visitaron después la residencia y la fiesta concluyó con un refresco en el claustro.

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